El gato de Escher nunca está seguro sobre cómo subir las escaleras
Solo una silaba me separa de la ausencia
un cuerpo cuando me ponen en sus labios, en el nombre
en ese espacio entre mi nombre y mis oídos.
Creo que en ese espacio me he perdido.
De repente
todo
apunta a que yo soy un monosílabo.
Yo la monosilábica pronuncio mi nombre en voz alta, diciendo que lloro, que doy a luz
miles de sonidos.
Pero segué todas las ventanas, hace calor
y los sonidos son una cacofonía.
Pura mierda verbalizada.
querida monosilábica, lástima que no pongas tu nombre.
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