De repente mi soledad de tantas noches
me grita en la cara que siempre he tenido
las palabras exactas, las que construyeron mis uñas mordidas
las lecciones, los pájaros, las salidas
todas las sonrisas y vómitos en las calles
la conciencia en un arranque de muerte suspendida.
De repente la cama azul ya no navega
ya no me marea
Q U I E T U D
tienes un nombre asesino.
De repente, quien sabe, sabes qué,
nada esta cambiando no hay nada inesperado
ninguna respuesta me carcome, ninguna pregunta me acosa
solo la triste certeza de que todas mis palabras fueron enunciados
que devoré bulímicamente.
De repente, no,
así es,
hoy recorro las mismas paredes y todo es igual.
Imagen: La Tarda.
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